"Rojo Profundo" se centra en un asesinato, específicamente el asesinato de una vidente. El personaje principal es un joven pianista, quién ve este asesinato a varios metros de distancia. Cuándo sube hacia el departamento en dónde se esta cometiendo el acto, el asesino ya se retiró pero el pianista alcanza a verlo, muy vagamente, por la ventana. Llevado por la intriga (algo clave vió dentro del departamento pero no recuerda, aunque su memoria y su imaginación pueden estar engañándolo) y a la vez amenazado por el asesino (al ser el único testigo ocular), comienza una investigación acompañado por una periodista gráfica. Los pasos de esta investigación (vale aclarar que el asesino siempre está un paso adelante, matando a toda persona que se interponga) lo va llevando a una oscuro pasado, dentro de una vieja casona antigua.
Un condimento esencial para que Rojo Profundo sea un clásico es la música. Cada aparición del asesino viene precedida de una canción de cuna, lo cual nos invita a dejar atrás la razón para sumergirnos en las aguas turbulentas del sueño. No es casual que lo primero que se oiga cuando empieza la película sea esta misma canción. El film tiene una climas increíbles que ponen verdaderamente los pelos de punta, con su extraña banda sonora. El humor irónico, que contrasta magistralmente con el terror. Una ciudad que solamente se la ve de noche, durante el día, gran parte de la película, Argento nos mantiene en interiores. Una ciudad que se siente segura, dejando sus puertas y ventanas abiertas. Un asesino silencioso que tiene como arma asesina una especie cuchilla en forma de hacha, vestido con un largo impermeable marrón, un sombrero que ensombrece su rostro. Algo para destacar y que aumenta el terror en la historia, es la soledad casi desértica que prevalece en las noches.
El film contiene escenas gores que logran erizar la piel gracias a lo explícitas que son y con efectos especiales y maquillaje que tranquilamente se pueden comparar con el cine de terror de hoy en día. Argento juega con la subjetiva del asesino, haciéndonos no solamente testigos sino también partícipes de sus asesinatos. Asesinatos con la violencia que lo caracterizan, un gran desborde de sangre que en algunas ocasiones llegan hasta la lente de la cámara. Una historia que hace ingresar al espectador en una especie de juego visual, dejándole cosas a la vista. Luego nos demuestra, que no hemos observado bien lo que pensábamos haber visto correctamente. En sí de eso se trata el film, como nuestra mente puede engañarnos escondiéndonos cosas o desvirtuándolas. La respuesta de quién es el asesino está siempre en la cabeza del protagonista, pero el nubarrón que hay en su memoria no le permite sacar a la luz la respuesta. Un verdadero clásico del terror.
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